GRACIAS POR SEGUIRME

LA EPIDEMIA AZUL

LA EPIDEMIA AZUL
Portada: Higorca

Vídeo obras de José Higueras "el pintor de la luz"

sábado, 27 de abril de 2013

DOS FILANTROPOS EN LAS TABLAS DE DAIMIEL 21/04/2013

Alejandro y José Higueras Mora en el Molino Molimocho

El río Guadiana entrando en Las Tablas de Daimiel


 Pisar las tablas esta primavera es sentir como… que algo ha vuelto a renacer. Cuando vine a conocer, a vivir a esta tierra, mi mayor desilusión fue ver el río Guadiana a su paso por Alameda de Cervera.
Estaba seco total – ¡es que pasa por debajo del suelo! – me dijeron. Por el subsuelo, me dieron a entender.
¡No comprendí muy bien ya que podía ver el cauce por dónde debía correr su agua! Pasaron los años y al final me creí aquello. Aún pensando el porqué un río tan caudaloso por el resto de España podía estar seco en su principio – ¡Más allá están los ojos que vuelve a salir! – en fin las gentes del lugar debían saber mucho más que yo.
Claro que llegamos en los años más secos de La Mancha, quiero decir años que llovieron muy poco.
Más tarde me aficione a visitar todos los humedales manchegos. Me gusta el agua, soy de agua. Me siento feliz cuando puedo ver que hay vida dentro de ella. A veces en un simple charco vemos como miles de pequeñísimos “animalillos”, parece que están jugando al “corre que te pillo”.
Claro que pensar que La Mancha es un lugar seco es no conocer bien la tierra. Podemos encontrar un sin fin de lagunillas, lagunas, charcos, tablas, etc. parecen ojos salidos de un fondo.
Habitamos justamente entre las lagunas de Villafranca de los Caballeros y las Tablas de Daimiel. Las dos las visitamos por igual. Me gusta sentarme dónde pueda ver el atardecer dorado. Atardeceres inmensos, de un cielo inigualable, solamente molestado por las aves que presurosas llegan buscando su lecho de amor entre los árboles que podemos encontrar en las pequeñas islas que hay dentro de las magnificas tablas.
Ahora el Guadiana está contento al inundar tan hermoso lugar, sus aguas corren raudas dejando su rastro, dando vida, alimento a tantos seres vivos como protegen. Entrar y tener la oportunidad de pisar sin lastimar tanta belleza.
Creo que…  me pareció notar como los viejos y cansados tarayes que yacen en el suelo, sonreían al sentir el beso del agua en sus pies, dando la bienvenida a las nuevas hijas, a las nuevas ramitas, resistiendo morir.
El Guadiana nos hace feliz. Sus aguas se pierden abajo buscando otras tierras, dando riqueza a su paso.
Mientras podemos ver unas cuantas canoas paseando por él, jóvenes que están festejando una primavera inusual en esta rica y hermosa tierra.


Higorca 

1 comentario:

Jubilada en Acción dijo...

Hola mi querida Higorca, como siempre... Leerte es sumamente refrescante. Con esta nota me he sintido como si estuviera junto al Guadiana, jugando como una niña, soñando como una adolecente, o amando como una mujer enamorada a pesar de mis casi 60 años. Recibe un abrazo desde el cálido puerto de Acapulco.