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LA EPIDEMIA AZUL

LA EPIDEMIA AZUL
Portada: Higorca

Vídeo obras de José Higueras "el pintor de la luz"

sábado, 14 de julio de 2012

LISBOA CIUDAD DE ENSUEÑO

Óleo del maestro: José Higueras - Titulo: Patio Lusitano




Habían llegado a Lisboa. El encargo era importante y debían tener todo el material puesto a punto y a la perfección, para el día indicado.
Pero… antes querían visitar de nuevo la capital. Cada vuelta les apasionaba más. Tenía todo ese sabor dulzón y tradicional, era antigua, bella, romántica y bohemia a la vez. Lisboa tenía todas esas cosas especiales ¡había tanto que ver! ¿Por dónde empezar? Seguro que por mucho tiempo que estuvieran allí. Por muchas veces que volvieran, no llegarían a ver toda su inmensidad.
Lisboa era toda poesía. Cada  rincón, las bellísimas plazas, hasta las calles con su típico empedrado y sus cuestas. Un lugar dónde no se podía utilizar zapatos de tacón fino ¡para qué! Era mejor ir plano para poder caminar, subir para luego bajar sin dificultad. Caminar por una ciudad llena de encanto, de magia.  
El primer paso era visitar la Lisboa antigua, sus estrechas calles con sus ínfimas aceras. Una delicia ¡Cuidado! Viene el tranvía.  Ese tranvía amarillo, viejo, antiguo como la misma ciudad. Claro que es imposible pensar en la capital lisboeta sin su tranvía, forma parte de sus arterias. De todos modos es la mejor manera de llegar al barrio alto.
Llegar hasta El Chiado, quizás sea el barrio más bohemio de Lisboa, es el lugar más indicado para encontrar esos bares dónde se reúnen los intelectuales, escritores y artistas. Al mismo tiempo que pasear viendo tiendas de todas clases. También esas viejas librerías que al entrar se puede notar los años que han pasado por ellas, o lo que es lo mismo, su antigüedad, para una vez que notas el cansancio sentarse en una terraza y saborear un refresco hasta que llegue el anochecer para entrar en una taberna donde podamos deleitarnos con un dulce fado.
El fado ¿de dónde proviene el fado? En una de las tertulias con algunos expertos del mismo y otros del flamenco puro. Pude escuchar que los dos eran de la misma “sangre”, con las mismas raíces. Solamente una excepción, el fado no se baila, el flamenco sí.
Esas letras dulces, trágicas. Por lo menos a mi me parecen. Me gusta oírlas en silencio, con la paz y el embrujo de la noche. Mirando a las estrellas. Frente a una copa de vino de Porto, con el mismo sabor añejo que la ciudad dónde estoy escuchando la canción interpretada por Amalia Rodrigues. Entorno los ojos y sueño.
Puedo ver sin moverme de la silla: El elevador de Santa Justa, la torre de Belem, La Alfama con sus callejuelas medievales, historia viva de la ciudad dónde se respira una atmósfera distinta, inigualable.
¿Y qué decir del Parque de las Naciones? Poder aprender lo que bien dice una vieja leyenda,  la ciudad de las siete colinas… ¿Quién piensa que Lisboa no tiene metro?
Cruzar el estuario del Tajo, majestuoso, desafiante, como si nos quisiese decir ¿Qué pasa? Yo soy el que manda sobre el inmenso mar. Pasear sobre él, cruzando esos maravillosos puentes. El 25 de Abril con 2 kilómetros, se ve ínfimo corto cuando has tenido el enorme placer de cruzar por el Vasco de Gama, entonces se nos acelera el pulso al poder acariciar el agua en todo su recorrido que son nada más y nada menos que 17 kilómetros.
Todo eso pasa por mi mente mientras escucho esa maravilla de canción entre dulce y apasionada como es el fado.
Bajo de mi nube pensando que pronto muy pronto voy a volver de nuevo a pasear por esas calles y colarme dentro de un patio típico para poder plasmar en mi retina toda la historia de Portugal.

Higorca

miércoles, 11 de julio de 2012

RECUERDO A MIGUEL A. BLANCO

Óleo del maestro: José Higueras Mora



Recuerdo aquellos días y se me pone la carne de gallina. Fueron dos días terribles. Incertidumbre, dolor. No me atrevía a moverme, quería estar cerca de la radio, de la televisión, de todos aquellos medios de comunicación dónde dijesen, o dieran cualquier indicio de ese muchacho joven. Un chico lleno de vida, secuestrado por esa banda de asesinos, de desalmados que pululaban por cualquier lugar de nuestra piel de toro. Todos rezábamos para que lo dejaran libre, libre y vivo. Que sus padres, su hermana y los españoles pudiéramos respirar tranquilos.
Pero no fue así. Miguel Ángel apareció, sí, pero sin vida, muerto, inerte, asesinado por unos cobardes que solo pretendían y siguen pretendiendo verter sangre de gente inocente que no son culpables de nada porque nada han hecho.
Ha pasado el tiempo, los años. Quince ya. Como el que no quiere la cosa. En cambio todo esta reciente, no hemos olvidado el dolor que sentimos, acompañando a su familia en esos momentos terribles y duros.
¿Qué pretendían? Si querían decirnos que una vida no vale, ¡no lo consiguieron! Primero, fueron muchos los que se llevaron por delante, sin mirar el orden, la edad, masculino, o femenino. No miraron nada, simplemente el placer de ver la sangre correr por el suelo.
Cuando escucho sin querer escuchar que los derechos humanos están pidiendo que dejen en libertad a fulano, a mengana, o que vayan a visitar a la cárcel a todos esos y esas que también las hay, las ha habido y lo que no sabemos. Cuando oigo esas cosas, algo se me revuelve por dentro y es entonces cuando me rebelo, y  grito aún sin gritar para que no piensen que me he vuelto loca. Y de nuevo me pregunto ¿ellos tienen derechos humanos y todos los que mataron no? ¿Tenemos que recordar a esos señores cuántos niños murieron en Barcelona, en Zaragoza y así un largo etc. ¿Qué culpa tenían esas pobres criaturas que no pudieron disfrutar de la vida porque se la segaron siendo inocentes? Para ellos no hay derechos humanos, claro cómo van a tener si fueron asesinados sin piedad.
No sé qué está pasando, tampoco sé si la memoria es tan flaca que se nos olvidan las cosas. Me invade la tristeza, no hubiera pensado nunca todo lo que estamos viviendo en estos momentos ¿Qué ha pasado, que es lo que se ha hecho mal?
Pero hoy solamente quiero recordar, homenajear a ese guapo y joven hombre que termino en manos de unos desalmados sin sentimientos, sin escrúpulos, que tienen por saludo un arma de matar en las manos.
Mi recuerdo para ti Miguel A. Blanco, donde estés nos veras y seguro que estarás velando por esos padres y hermana que tanto dolor guardan en su alma. También mi recuerdo y cariño para ellos.

Higorca