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LA EPIDEMIA AZUL

LA EPIDEMIA AZUL
Portada: Higorca

Vídeo obras de José Higueras "el pintor de la luz"

jueves, 7 de marzo de 2013

MITAD HOMBRE, MITAD CABALLO

Óleo de José Higueras Mora

Vuela figura mítica…
Mitad hombre, mitad caballo,
¿Eres mitología? O ¿Verdadera?
Cruza las nubes, entra en un reino.
Dónde la verdad sea dicha


Absorta miraba como por el horizonte aparecía una nube algo rara ¿Qué me está pasando? Se preguntó la muchacha que estaba sentada en un banco con un libro en la mano.
Había ido a leer un rato en aquel maravilloso parque que había en el pequeño pueblo dónde pasaba las vacaciones de verano.
La playa estaba  a pocos metros de su casa, pero eso era por la mañana, le gustaba madrugar para bucear con tranquilidad, cuando el mar estaba en calma y apenas había gente.
La tarde era distinta, cuando el calor bajaba solía coger un libro y sentarse a la sombra de aquellos arcaicos árboles.
Pero aquella tarde algo raro estaba pasando, de nuevo miro al cielo, la nube se estaba despejando y pudo ver con claridad la imagen que se acercaba a ella.
Era un caballo… un hombre… ¿qué era aquello?
De pronto vio como bajaba… y ahora sí, ahora veía lo que era en realidad.
¡Un hombre caballo! ¿Lleva a una mujer? ¡Cuánta belleza! De nuevo emprendieron la subida, claro no podían chocar con la torre del reloj ¿a dónde se dirigirán? Era todo tan raro. Cada vez estaba más intrigada. De nuevo volvían hasta dónde se encontraba ella ¿qué querían decir, o hacer?
No se daba cuenta que estaban paseando por el cielo de un azul purísimo, era hermoso ver aquel “cuadro” de una belleza sin igual ¿quién serían? ¿Cómo era posible que un hombre con medio cuerpo de caballo y unas alas paseara a una muchacha?
No entendía nada, pero retrocedió unos años en su mente y recordó aquel libro que un día le entusiasmo ¡era de mitología! Lo recordaba perfectamente ¡era un Centauro! ¡Un bellísimo Centauro con su enamorada!
No sabía si era real, o estaba soñando. Eso sí era una imagen preciosa. Agacho la cabeza le dolía la nuca de tanto mirar al cielo, la sacudió con fuerza. Se levantó preparándose para marchar a su casa. Estaba confusa. No lo olvidaría nunca. De pronto noto que no podía caminar, se encontraba volando, veía todo el pueblo desde arriba, no llevaba ropa y no tenía frío. Noto un suave calor cerca de ella. No se atrevía a moverse, se sentía segura.
Un timbre agudo y persistente sonaba muy cerca de su oreja. Se desperezó y abriendo los ojos se dio cuenta que ya era de día, el sol empezaba a salir. Se levantó y descalza se asomó a la ventana. El cielo estaba limpio, azul, sereno. Indudablemente no había nada raro en el.
Miró a su alrededor y todo estaba bien, igual que todos los días. De pronto escucho una voz que la llamaba ¡Ya voy mamá!
Todo había terminado, suspiro diciendo ¡un bello sueño!

Higorca