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LA EPIDEMIA AZUL

LA EPIDEMIA AZUL
Portada: Higorca

Vídeo obras de José Higueras "el pintor de la luz"

jueves, 17 de marzo de 2011

HOMENAJE A JAPON

Oleo/lienzo - Titulo: Flores silvestres - Autor: José Higueras Mora - Este cuadro sirve para rendir homenaje a un pueblo, a un país, a una cultura.


Cierro los ojos con fuerza y me tapo los oídos: no quiero ver, no quiero escuchar. Mi corazón esta dolido.
Mientras tengo mis sentidos cerrados, mi mente va recordando, paseando por todos los lugares, y, me aterrorizo, mientras veo como pasan ahora las secuencias del dolor.
¿Qué ha pasado? ¡Dios mío! Me doy cuenta que no importa ser rico ni pobre, el mal rompe la barrera causando: terror, y dolor, por donde pasea ¡No puedo escribir! ¡No puedo seguir! Un nudo me atenaza la garganta y mis ojos descargan miles de lágrimas por todos aquellos que han desaparecido y que nunca volverán.
Japón y los japoneses, una raza de sumisión, como una piña se unen ante el dolor, sin alaridos, sintiendo la punzada en lo más profundo, sufren en silencio: el dolor, la escasez,  el desconcierto ante el no saber que puede pasar. Todos siguen con su calma, en sus sitios, en ese lugar de la espera, apoyando a los suyos, su educación, su cultura tan especial, tan distinta a la nuestra, dando siempre ejemplo de convivencia.
¿Qué más les puede pasar?
Ahora que parecía que iban a remontar de nuevo el mal les acecha. Es un país con tendencia a sufrir esos terremotos. Recuerdo el Kobe nuevo que yo, cuando llegue conocí, lo había destruido completamente un temblor ¡Ese también fue un nuevo remonte! Y ¿para que hablar de las guerras que han sufrido? Una tras otra, también eso lo superaron con la misma disciplina de siempre. Volvemos a recordar otro gran dolor, la segunda guerra mundial les regalo: Hiroshima, Nagasaki, los dos pueblos pudieron sentir el más horrendo terror de aquellos difíciles momentos; las bombas irrumpieron sobre ellos, y, sobre sus cabezas, todavía se notan las secuelas. De nuevo su silencio, el ejemplo de aquellas personas que aun sufren. Así podemos ir sumando una cosa sobre otra.
Ahora, después de veinte largos años su economía de nuevo se alzaba, de pronto, un “mazazo” les cae, pero no uno solo: Terremoto, sunami, y, eso sería... nada. Una central nuclear esta hecha pedazos. Gente: muerta, desaparecida, que es todavía peor la incertidumbre del no saber, pueblos derruidos, catástrofe, y, radiactividad pululando sobre sus: cabezas, cuerpos, almas y todo lo que se pueda pensar.
Mientras ellos, en silencio, soportando estoicamente su dolor y apoyando a su pueblo, a su gente, por que eso les engrandece.
Me uno a su dolor, me pongo junto a ellos y pido por que todo se pare, que no sigan esas tremendas desgracias que sus creencias y las nuestras se unan y paren el dolor de un pueblo, de un país, de una cultura rica en sentimientos.