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LA EPIDEMIA AZUL

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Portada: Higorca

Vídeo obras de José Higueras "el pintor de la luz"

martes, 30 de noviembre de 2010

MI RINCON

Reco de Santa Lluçia - Óleo/lienzo - Autor: José Higueras

Este es un rincón maravilloso de una playa cerca de Barcelona, donde a mi me gustaba ir a nadar, a pasear por entre las olas.
Desde siempre he sido de agua, como bien me decían los amigos o las personas que me conocían, era más pez, que persona. Quizás llevaban razón, entre mis pasiones habían dos, leer, tragarme todo aquello que tuviera letras y pelear con las olas del mar, de ese mar Mediterráneo que tanto adoro.
Después de la experiencia sufrida con mi hermano, casi me prohibieron el poder ir a "bañarme" a disfrutar del agua y del sol, dos elementos grandes amigos míos. Pero cuando se es joven, aún teniendo experiencias nefastas, tristes y dolorosas, nunca piensas que a ti te puede ocurrir lo mismo.
Deseaba que llegara la época en la que los rayos del sol empezaban a darnos esa "tibiez" deseada para poder entrar en esa gran piscina natural, poco me importaba el cine, ni el baile, nada me gustaba más que irme a bucear, a ver aquello que hay en el fondo de esa masa enorme que nos envuelve casi sin darnos cuenta, y donde nos sentimos como dueños y señores del mar.
Y... era entonces cuando me iba a ese rincón precioso y tranquilo, con apenas gente y que se podía dejar las cosas sin temor a que desaparecieran, me ponía mis aletas, mis gafas, mi gorro para mojarme lo menos posible mi larga melena y era entonces cuando verdaderamente era yo, me adentraba mar adentro, deseando robar un poco de paz a esos pobres seres que estaban en el fondo ¡¡Qué bien me sentía allí!! Aunque no podía olvidar que mis pulmones eran humanos y no debía jugar con ellos. Luego nadaba entre las olas jugueteando siempre con ellas, o ¿Eran ellas las que jugaban conmigo? Posiblemente era esto último y eran ellas las que me mecían alegremente entre sus imaginarios brazos. No hacía falta estar muchas horas, tampoco ponerse al sol mucho rato para secarse aquella ropa, aquella pequeñisima ropa, aunque verdad es que para entrar al fondo siempre he llevado bañador, era mucho mejor. Mientras me secaba iba repasando cada roca, cada pequeño motivo que me rodeaba, era como si aquel trozo de playa me perteneciera, por que allí también me iba a llorar cuando recordaba lo dura que era a veces la realidad ¿Porqué se tuvo que ir él? Nunca me creí aquella mentira piadosa que me contaban ¡¡Dios lo necesitaba!! Pero bueno, aún siendo una niña, aquello no se lo creía nadie ¿Porqué, porqué? Me repetía una y mil veces, luego cuando llegaba a mi casa nadie notaba mi cara de llanto, era el sol quien me había quemado un poco las mejillas. De esa forma yo también les mentía a ellos ¡Claro, una mentira piadosa! Pasaron los años y conocí a José, él plasmo  para mi, aquel rincón. El Reco de Santa Lluçia. Mi rincón favorito.