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LA EPIDEMIA AZUL

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Portada: Higorca

Vídeo obras de José Higueras "el pintor de la luz"

martes, 19 de octubre de 2010

VIRGEN DEL MILAGRO

Icono de la Virgen del Milagro- Autor: José Higueras Mora
Hoy algo distinto me llama, distinto en la forma de hacer una entrada. Voy a contar una historia que para mi es muy bonita, al mismo tiempo que le doy las gracias a un maestro. Un maestro de pintura claro, a José Higueras, la persona que esta cerca de mi y que tanto debo.
Un día me contaron una historia de esas que me gustan, de esas que me transportan a lugares mágicos. Me la contó una monja que yo conocía mucho y que desde que ingreso en la clausura, nunca más pude darle un beso en aquella cara preciosa, como de porcelana. Siempre tuvo que ser detrás de una fría celosía y con un trozo de pasillo por medio. Todavía no hace mucho tiempo pude verla por ultima vez, ya estaba muy viejita, siempre fue feliz así, amando su forma de vida, olvidándose del mundo e ingresando en ese convento donde no eran contemplativas, ni mucho menos.
Aprendí mucho de ella, a ser obediente, aún siendo rebelde, ayudar a todo aquel que tenía cerca, dándole algunas veces el pan que yo me iba comiendo, siempre lo he hecho con cariño, con respeto y hoy es la primera vez que me confieso en unas hojas ¿ya veis? Virtuales.
Una vez ella me contó (sabiendo de mi amor a las artes) que San Lucas era pintor y un día en una tabla (cosa muy común por aquellos tiempos) pinto una cara. Un retrato de alguien que él no conocía, era una mujer joven, el pintor siempre queriendo expresar lo que su mente le dejaba ver, deseaba hacer una faz bella, inmaculada, pero una vez terminado era todo lo contrario, aquella cara era horrible, casi daba miedo. No la termino y la tiro a un montón de basura que había cerca de su casa. Estaba enfadado y pensó que no iba a tocar nunca más un pincel.
Paso un tiempo y un día llamo a su puerta un señor, llevaba una tabla, sin mover la mano le pregunto que si era de él, la llevaba por la parte que no estaba pintada ¡Si! dijo, pero la puede tirar,pensé hacer una cosa agradable pero no fue así ¿Sabe señor? ¡De lo que ve la mente, lo que el corazón siente, luego la mano no responde! Y eso me paso a mi con esa tabla, a si que tirela señor o haga con ella lo que quiera.
Aquel señor se quedo extrañado y sin decir nada le mostró la tabla. El pintor se quedo "petrificado" y abriendo mucho los ojos exclamo ¡¡Esta seguro que es mi tabla!! Usted vera, ha dicho que sí y veo aquí su firma.
Aquella cara era lo más hermosa y guapa que imaginarse pueda. El pintor sin salir de su asombro, arrodillándose decía: Milagro, Milagro, perdón Virgen mía, esto es un milagro.
Así nacía la Virgen del Milagro. Y de hay fue como San Lucas es el patrón de los pintores.
Aquella monjita me había regalado una estampa de esa Virgen y José sabiendo de la historia que yo tantas veces le había contado, de mi cariño por mi monja y por la Virgen del Milagro, busco la estampa y sin decirme nada hizo un Icono, sin que yo lo supiese, fue una sorpresa. Es el que he puesto arriba, y lo tenemos sobre nuestra cama.
Más tarde en homenaje a Ella, fui escribiendo unos cuantos poemas dedicados, se hizo un libro que obra en su poder, le dieron varios premios en Europa. Yo solamente tengo los borradores del mismo, pero me siento orgullosa de mi monja, de José y de los premios que pude ofrecer a ese convento que aún hoy es de clausura.

A MI VIRGEN
Esta mañana he estado viendo tu cara,
esa cara tuya Madre, tu cara bonita,
tanto me ha impresionado…
que a tus pies Madre, he caído rendida.

Y rendida, a tus pies,
con devoción, te he rezado,
te he pedido, como siempre Madre.
Que con tu inmensa bondad,
a todos nos hayas perdonado.

¡¡¡Virgen de los Milagros!!!
¡¡¡Bonita!!!
Con tu inmensa dulzura
extiende tu manto…
y cuando salgas en procesión
¡¡¡Bendice Madre!!!

Bendice a todos, a tu paso,
creyentes y no creyentes
que con tu dulce alegría
¡¡¡La fe no será medida!!!
Mira mi cara… y veras mi alma
por ti rendida
¡¡Virgen y Madre mía!!

Virgen de los Milagros.
Te he pedido tanto, que no
me atrevo a decir que es lo que siento.
Una cosa más me falta.
Perdona también aquellos
a todos los que no creen.
Y diles tu que puedes ...

¡Que nos traigan paz, pero no llanto!
A esos niños que están a nuestro lado,
que cuando crezcan... tengan,
para los mayores ¡respeto, cariño!
¡¡Que bien se lo han ganado!!
si todo eso tengo... Madre
¡¡Habrás obrado el Milagro.