GRACIAS POR SEGUIRME

LA EPIDEMIA AZUL

LA EPIDEMIA AZUL
Portada: Higorca

Vídeo obras de José Higueras "el pintor de la luz"

jueves, 18 de septiembre de 2008

UN PADRE MERCEDARIO

Después de muchos años habitando en un pueblo de La Mancha, se nos ha ido un hombre bueno, culto y sobre todo muy humano.

El P Antonio. Un fraile Mercedario de 96 años. Nació un 13 de Junio, San Antonio de Padua. Pienso, que de hay le venía el llamarse Antonio, ya que por aquella época era costumbre el poner el santo del día en que se nacía.

Nació allá en Galicia, en su Galicia. Ejercia de gallego. Por eso decían las gentes del lugar donde vivía, que al rezar el rosario, o decir la misa no le entendían. Verdad es que después de tantos años de vivir en el corazón de España donde se habla un castellano "casi" perfecto, no había perdido su acento. Ese acento "galego" único.

Tenía una estatura considerable y todavía conservaba las costumbres de su juventud. Esa juventud pasada desde la niñez en el seminario menor primero y después en el seminario mayor.
Toda una vida sirviendo a Dios, sirviendo a esa Madre llamada María y sentida bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes.
Por eso seguía llevando el hábito blanco. En invierno se colocaba el abrigo largo negro para refugiarse del frío que se deja notar en la meseta Castellano-Manchega.
Cuando salia a la calle para hacer cualquier recado, la verdad es que con su altura se veía a distancia.

Le gustaba conversar, sobre todo, cuando más disfrutaba era en los momentos que él contaba esas historias maravillosas, de vidas ejemplares que al final llegaban a santos. Se le notaba feliz y tenía una gracia especial, le brillaban los ojos de alegría y felicidad explicando la forma que había vivido la persona que él había elegido aquél día.

Era un humanista. Daba unos consejos extraordinarios a todo aquel que conocía o que en algún momento creía necesitar.

Había leído y seguía leyendo tantos libros que sabía todos los milagros hechos por cada una de aquellas criaturas o que la Virgen les había concedido.

También era hombre de campo, le gustaba y conocía muy bien su oficio que manejaba con las fincas que su casa, el convento tiene.

Nadie se aburría con él. Podía hablar de literatura, de teología o bien de uva, trigo o aceite.
Mi pequeño homenaje a un Padre Mercedario llamado Antonio. Con él pase muchos ratos escuchando sus sabias historias, sus sabios consejos. Gracias Padre Antonio.